Parásitos Intestinales y la Importancia de levantar las heces de Nuestra Mascota
Que son, consecuencias para la salud, síntomas, prevención y control. Como se contagian mascotas y humanos. Todo lo que necesitas saber, en este #NotiSejo
¿Qué son?
Los parásitos intestinales o técnicamente áscaris, pertenecen a un grupo conocido comúnmente como gusanos redondos. Estos son parásitos internos localizados en el intestino delgado tanto en perros y gatos como entre otras especies animales. Los mismos pueden provocar en el animal distintos trastornos sobre su salud: diarrea, desnutrición, retraso en el crecimiento de los cachorros y en casos extremos, llegan a ocasionar la muerte, sobre todo de los más pequeños.
Dentro de los parásitos que integran a este grupo, se destaca el Toxocara, afectando perros, gatos y representando un serio riesgo para la Salud Pública, ya que puede enfermar a personas, en particular niños. Por esto último es considerada una zoonosis de importancia.
Dentro del organismo tienen la propiedad de desplazarse dentro del cuerpo migrando a través de distintos órganos y tejidos (hígado, pulmones, músculos, etc), lo que ocasiona daños de diversa gravedad. Las larvas tienen la particularidad de permanecer enquistadas (“dormidas”) por muchos años para volver a “activarse” luego y contagiar la enfermedad.
Esta especie de parásitos es la que con más frecuencia encontramos en la materia fecal de las mascotas.
Las larvas adultas miden entre 4 a 18 centímetros de longitud, las hembras son más largas. El diámetro aproximado es de 2 a 3 milímetros. Comúnmente por su parecido se lo compara con un fideo.
¿Cómo se contagian Nuestras Mascotas y Nosotros?
Nuestras Mascotas pueden contagiarse a partir de cuatro vías posibles:
- Ingestión de huevos del parásito al eliminarse junto a la materia fecal de una mascota infectada.
- Transmisión del parásito de una perra infectada a sus fetos a través de su placenta.
- Transmisión del parásito de una perra infectada por medio de la leche.
- Ingestión de algún animal (roedores, aves y hasta lombrices) que posean el parásito en su interior.
Focalizando en el primer punto, hay que tener en cuenta que cada hembra de Toxocara (parásito) puede llegar a depositar 200 mil huevos por día. Al mismo tiempo un cachorro infectado en su intestino puede contener cientos de larvas de este parásito, posibilitando contaminar con millones de huevos el ambiente en muy pocos días. Estos huevos son muy resistentes a las condiciones ambientales y tienen la capacidad de sobrevivir durante meses e incluso años. Para que los huevos de Toxocara se “activen” necesita condiciones en el ambiente de humedad y temperatura propicias, allí es donde se transforman en larvas capaces de contagiar. Por lo cual estos huevos al ser eliminados junto a la materia fecal por la mascota aún no son infectantes.
Nuestra forma de contagio con este parásito se da al llevarse a la boca algún elemento contaminado con huevos de Toxocara. Lógicamente nadie consume materia fecal de nuestras mascotas, pero hoy por la gran cantidad de materia fecal en la vía pública (sobre todo en Capital Federal) estamos expuestos a pisar y llevar a nuestros hogares restos. Como se describe en el párrafo anterior los huevos son resistentes y pueden sobrevivir por mucho tiempo, estos huevos son los que podemos trasladar a nuestros hogares. Los niños particularmente juegan en el suelo y sus juguetes por lo general lo llevan a la boca. Aquí es donde se encuentra el mayor riesgo de contagio, en los niños.
Consecuencias para Nuestra Salud y la de Nuestras Mascotas
Las consecuencias se dividen en cuanto a la edad de nuestra mascota. Los cachorros de hasta 6 semanas de vida tienen las consecuencias más graves. Aquí cuando la infectación intestinal es masiva, produce inflamación local, obstrucción completa de la luz del órgano perforándolo y generando peritonitis. Esto trae un cuadro de muerte por peritonitis. Cuando se trata de cachorros de más de 6 semanas de vida las larvas atraviesan el intestino y se desplazan en la sangre hasta llegar al hígado y los pulmones. Por el torrente circulatorio continúan distribuyéndose por todo el organismo: riñones, útero, glándulas mamarias, músculos, etc. Aquí pueden permanecer “dormidas” por años. La migración de las larvas del parásito a través de los órganos de nuestra mascota produce lesiones irritativas y traumáticas generando inflamación en los lugares donde se produce el daño.
En nosotros, las consecuencias se dan al ingresar el huevo de Toxocara a nuestro organismo y llegando al intestino donde madura la forma infectante, atraviesa las paredes del órgano y se distribuye por el cuerpo por medio del torrente sanguíneo. Los médicos lo definen como síndrome de larva migrante visceral y se manifiesta según el órgano afectado. Además las larvas pueden llegar a los ojos de quien esté afectado por este parásito, tanto niños como adultos, provocando lesiones de distinta gravedad y dejando secuelas para la visión. Según datos de Oftalmología del Hospital de Niños de La Plata se detectan entre uno o dos casos por semana.
Síntomas que presentan las mascotas parasitadas
En el caso de que la infectación sea de leve a moderada, nuestras mascotas no presentan ningún tipo de manifestación clínica. Pero en caso de que esta infectación sea intensa nuestra mascota puede manifestar tos, aumento en la frecuencia respiratoria, flujo nasal (por presentarse las larvas en las vías respiratorias), alteraciones digestivas como diarrea con abundante mucosidad y hasta en ocasiones con sangre. Por la presencia de gran cantidad de larvas en el abdomen, el mismo se observa dilatado y al palpar la región nuestra mascota acusa dolor. También podemos llegar a encontrar larvas en la materia fecal o en vómitos, ya que nuestra mascota trata de eliminarlos por estas vías.
Las lesiones parasitarias pueden generar trastornos digestivos y con esto no se aprovecha los nutrientes de la comida, lo cual trae aparejado adelgazamiento, anemia, retraso en el crecimiento y pérdida del estado general.
Prevención y control de los parásitos
Tenemos varios focos de responsabilidad desde donde abordar esta problemática, la prevención y el control de los parásitos internos.
Como amigos de nuestra mascota debemos asumir un rol con actitud de tenencia responsable, que es lo que tratamos siempre de inculcar desde DogIdeas. Esto implica varios puntos a detallar:
- Consultas periódicas a nuestro Veterinario/a de confianza.
- Administrar los tratamientos antiparasitarios que nuestro Veterinario/a nos indique.
- Controlar los tiempos de los tratamientos antiparasitarios con un tiempo máximo entre un tratamiento y otro, de 6 meses.
- Mantener la higiene del ambiente, tanto nuestro hogar como la vía pública, donde nuestra mascota defeca.
Queremos profundizar en este último punto ya que tiene un impacto muy alto en la prevención de esta problemática. Como comentamos en párrafos anteriores, cuando nuestra mascota desecha junto a su materia fecal huevos de los parásitos los mismos no están “activos” y NO tienen capacidad de contagio. Por esto es muy importante recoger inmediatamente las heces, ya que si los huevos no se “activan” se reduce de gran manera la posibilidad de contagio. No siempre la materia fecal o partículas de las mismas se pueden recoger en su totalidad, pero en vez de que quede un millón de huevos queda un porcentaje ínfimo, siempre la actitud y la responsabilidad ayuda y da sus frutos.
Además levantando las heces de nuestra Mascota ayudamos a una mayor y mejor convivencia, manteniendo limpia nuestra ciudad y sin olores. No es grato ir a pasear, a nuestro trabajo, a comprar y tener que ir esquivando materia fecal. Además si todos levantamos nuestra heces (sí, digo nuestras porque Nuestra Mascota es NUESTRA responsabilidad) evitamos que otra Mascota, igual de querida por sus dueños como la nuestra, pueda contagiarse y enfermarse.
Además, volviendo a los puntos de prevención y control, tengamos en cuenta que lo recomendable es un máximo de 6 meses entre un tratamiento antiparasitario y el siguiente. Aunque, estuvimos hablando con nuestro veterinario de confianza y nos sugirió reducir el tiempo entre una dosis y otra, en vez de cada 6 meses cada 3. Esto se debe a que cada vez hay más y más materia fecal en la vía pública y en consecuencia mayor probabilidad de contraer parásitos.